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5 diciembre
2016
Su frecuencia oscila entre un 3-5% y la edad de inicio varía entre
los 12 y los 22 años, aunque cada vez aparecen más casos a menor edad y por
encima de los 30-40 años. Suelen afectar con más frecuencia a mujeres aunque se
están incrementando en varones.
En
general las personas que presentan un TCA tienen una relación alterada o
patológica con la comida, están obsesionadas con el peso y el contenido
calórico de los alimentos. La familia y su entorno, los notan más irritables,
menos comunicativos, más nerviosos y tristes. Muchas veces evitan las comidas
familiares y las situaciones sociales donde hay comida, etc.
Como
rasgos de personalidad característicos encontramos frecuentemente a personas
autoexigentes, perfeccionistas, impulsivas sobre todo en Bulimia Nerviosa y
obsesivas en ambos casos (Anorexia y Bulimia). Es frecuente la coexistencia con
trastornos de la personalidad, depresión, etc.
A la
base de los TCA siempre hay una baja autoestima, un” no quererse”, una mirada
hacia sí mismos negativa y a veces autodestructiva, incluso con autolesiones
y/o ideas de muerte.
El
índice de mortalidad es bastante alto, de un 5 a un 10%, por eso son
enfermedades potencialmente graves, donde el diagnóstico y el tratamiento
precoz es fundamental y mejora el pronóstico.
En la
Anorexia Nerviosa hay una restricción voluntaria de alimentos, que les lleva a
un bajo peso, alarmando a la familia, que observan cómo van adelgazando cada
vez más. Hay un tipo de Anorexia que puede cursar con atracones (ingesta de
gran cantidad de comida en poco tiempo) y vómitos. Existe un miedo intenso a
subir de peso, incluso estando en un peso bastante bajo.
Sus
hábitos alimentarios cambian y se altera tanto el tipo de comida (alimentos
poco calóricos, a la plancha, verduras, dejando de comer alimentos como pastas,
salsas, dulces, pan, fritos, etc.) como la forma (troceo menudo de alimentos,
esconder comida, masticar mucho, comer lento, etc.).
En la
Bulimia Nerviosa, el peso puede ser normal o elevado y los pacientes presentan
atracones con o sin vómitos u otro tipo de conductas purgativas (laxantes,
diuréticos, ayuno, ejercicio físico, etc.).
Los TCA
tienen en común una autoevaluación muy influenciada por el físico, depositan su
propia autoestima en el peso y en su aspecto físico. Piensan que estando
delgados les irá mejor en la vida, serán más aceptados y ellos mismos se
sentirán mejor, pero claro, nada de esto ocurre cuando la enfermedad los
atrapa.
Una
dificultad añadida para el diagnóstico de los TCA es que muchas veces los
pacientes no tienen conciencia de enfermedad y niegan muchos de los síntomas
que presentan, los minimizan o normalizan.
El
Trastorno de atracones es cada vez más frecuente y consiste en atracones de
comida que les llevan a presentar sobrepeso u obesidad, de hecho un alto
porcentaje de personas con obesidad tienen realmente un trastorno alimentario.
No suele haber conductas compensatorias como en la bulimia, es decir no hay
vómitos, restricción alimentaria, ayuno o ejercicio físico pero sí existe un
gran malestar respecto a su aspecto físico. Es el más frecuente en varones.
En la
Unidad de trastornos de la conducta alimentaria del Hospital Vithas la Salud llevan 20 años atendiendo de forma
especializada a personas de toda España con Trastornos Alimentarios, siendo
pioneros en Andalucía de un modelo de tratamiento multidisciplinar médico,
nutricional, psicológico y psiquiátrico en régimen de Hospital de Día. Son un
equipo de profesionales especializados en TCA formado por psicóloga,
psiquiatra, médica nutricionista, monitora ocupacional y un personal sanitario
extraordinario.
Este
tratamiento intensivo, especializado e individualizado para cada paciente y sus
circunstancias, consiste en restablecer hábitos alimentarios saludables a
través de realizar desayuno, media mañana, almuerzo y merienda en comedor
terapéutico, con todas las comidas supervisadas. Se realiza Terapia de Grupo
dos días a la semana, donde se aborda el manejo de las emociones, los vínculos
familiares y sociales, habilidades sociales, autoestima, etc.
Existen
intervenciones psicoterapéuticas, psicofarmacológicas
y nutricionales individuales, así como intervenciones familiares para asesorar
e informar a la familia de la evolución y del manejo de la enfermedad, ya que
tanto los pacientes como la familia tienen un alto nivel de sufrimiento…